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sábado, 26 de septiembre de 2009

Cuando escuchamos la palabra santuario imaginamos un lugar dedicado a Dios, a la Virgen o a otro santo, pero en este caso el término se aplica para describir un sitio que nada tiene que ver con esta definición.
Las paredes blancas parecían exhibir orgullosas el título de perito, como así el de inspector otorgados a Roberto Basílico. Además se apreciaban varias medallas y condecoraciones obtenidas gracias a la dedicación en su trabajo. Un reloj antiguo de madera torneada marcaba con un compás incansable los segundos. Las primeras luces de la mañana atravesaban el ventanal desde el cual se podía observar la avenida, frente a él en la parte central de la oficina se hallaba el escritorio prolijamente ordenado. Un lapicero de vidrio seguido por un calendario anotador que parecía aguardar junto al teléfono. Una canasta rectangular que contenía expedientes dormitaba rozándose con un cenicero cuadrado de vidrio tornasolado, y por último un porta retratos en el cual se apreciaban una pareja de personas mayores donde la mujer sonriendo levantaba el pulgar. La silla giratoria de cuero verde parecía un trono esperando por el rey, detrás había una repisa con libros que iban desde medicina forense hasta el código penal, y hacia la izquierda se encontraba una mesita con la maquina de escribir y un recipiente que contenía caramelos media hora. Pero lo que más se destacaba eran tres macetas puestas en orden decreciente que contenían helechos absolutamente inmaculados que ostentaban un verde profundo como el amor con que eran cuidados. Sin embargo el elemento más importante que existía era una pizarra vieja, que tenía tantos años allí como su dueño los tenía en la profesión. Su color negro debido al roce se transformó en un gris opaco, además poseía miles de orificios imperceptibles, como cicatrices, tal vez porque era la testigo más directa de los aciertos y las frustraciones que existieron en cada investigación. El silencio reinante se interrumpió cuando se abrió la puerta y apareció la figura poco atlética del inspector Basílico. En su mano traía un vaso descartable con café de la maquina expendedora ubicada en el hall. Avanzó unos pasos y cerró la puerta con uno de sus pies, observó el entorno y esbozando una sonrisa de satisfacción se quitó la campera. Encendió uno de los pocos cigarrillos que fumaba a diario y se sentó frente a la mencionada pizarra, analizando cómo armaría el nuevo caso.
Había bebido la mitad de la infusión cuando golpearon la puerta.
-Adelante- Indicó mientras de un sorbo dio por terminado el improvisado desayuno.
-Permiso ¡Buen día Inspector!- Respondió el oficial Gáspari acercándole dos sobres- Aquí tiene las fotografías que tomaron en el departamento y también los negativos que hallaron.
-Gracias, los estaba esperando para comenzar este rompecabezas- Dijo al tiempo que las extraía del sobre. La primera que tuvo entre las manos fue la de María Magdalena y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo haciendo que se estremeciera, situación que no paso desapercibida por el oficial que intervino preocupado:
-¿Qué ocurre Inspector? ¿Se encuentra bien?
-Si... Si- Contestó titubeando mientras su rostro indicaba lo contrario, se lo noto perturbado y desconcertado, al menos por unos segundos ya que luego agregó:
-Relájese Gáspari, debe ser que estoy envejeciendo como mi compañera- Aludió señalando la pizarra- Yo tengo el cabello gris y pequeñas cicatrices que me debilitan por eso debe ser que me estoy volviendo sensible.
-No creo que sea así Inspector, tal vez solo necesita un poco de descanso y nada más.
-Gracias Gáspari, sé cuánto me aprecia.
-Y cuánto lo admiro señor. Usted es mi ídolo.
-¡No! No me admire- Ordenó- Piense que los ídolos son de barro y caen fácilmente- Filosofó mientras insertaba un alfiler en la fotografía y luego ésta en la pizarra.
-Bueno, con su permiso me retiro- Expresó el oficial.
-Vaya tranquilo. Cuando tenga alguna otra novedad acérquemela. ¡Ah! Y si ve a Iriarte dígale que lo estoy esperando..
-Comprendido señor.
Tras la partida de secretario inició el ritual ineludible de la organización colocando cada fotografía en el orden que fueron tomadas, luego hizo lo mismo alineando las pistas y finalizó colocando las fotografías de los negativos.
Allí estaba frente a una realidad que lo desafiaba a encontrar la verdad causándole una sensación de dolor inexplicable. Fijó la mirada en la imagen de la víctima durante unos minutos. Se abstrajo tanto pensando en la fragilidad que expresaba aquel cuerpo, preguntándose “¿Por qué eligió un camino sin retorno? ¿Dónde estaban los responsables de cuidarla?”, Que no escuchó el repiqueteo de los dedos de Iriarte sobre la puerta, quien al no recibir respuesta entró con toda confianza y lo saludó.
-¡Buen día Inspector!
Pero el no se enteró, seguía compenetrado en las fotografías, entonces el joven pensó un instante y luego le tocó el hombro.
-Inspector, buen día.
Basílico giró sobresaltado y desconcertado, al darse cuenta de quien era intentó recuperar su postura mediante un llamado de atención:
-¡Iriarte!¿Qué hace acá?, ¿No sabe golpear la puerta, o es que caso no le enseñaron educación?
-No, quiero decir si...
-Bueno decídase ¿Sí o no?
-Discúlpeme, yo golpeé, pero no me contestó, entonces entré.
-¿Y le parece bien? Respóndame. Mire si hubiera estado en alguna reunión importante, usted habría interrumpido de manera grosera.
-Le pido perdón nuevamente, lo que ocurrió es que el oficial Gáspari me dijo que si usted no contestaba era porque estaba... ¿Cómo fue la palabra que utilizó? Trance. Me dijo exactamente “Si el inspector no le responde es porque está en trance, así que entre que no va a haber ningún inconveniente” Además usted me mandó a llamar ¿O no?
-Así que ahora Gáspari es mi psicoanalista- Murmuró entre dientes levantando una ceja, después extendió el brazo señalando la pizarra, invitándolo para que se aproximara- ¿Está listo para comenzar Iriarte?
-No comprendo Inspector, yo vine a traerle los resultados preliminares de la autopsia y además evidencias a pedido de Irigoyen quien también me dijo que quería verme. Pero por lo que entiendo usted pretende algo más y creo que está equivocado, no soy la persona indicada, yo no tengo ningún tipo de experiencia- Afirmó un tanto extrañado.
La reacción del Inspector no se hizo esperar:
-¿Qué pasa?¿Tiene miedo?¿No le gustan los desafíos? Anímese a explorar otros caminos, piense que de los errores se aprende. Aparte, le voy a decir otra cosa, yo nunca me equivoco, donde pongo el ojo pongo la bala y estoy convencido que usted tiene un gran futuro, no lo desperdicie.
-No sé, además debería hablar con mi jefe.
-Ok, tranquilo ya está todo arreglado, Irigoyen coincidió conmigo y no hay ningún inconveniente, así que adelante comencemos con los resultados obtenidos e iremos viendo como van encajando en este rompecabezas.
-Bueno, en primer lugar el deceso se produjo entre las veintitrés y las veinticuatro horas del quince de mayo. Después mediante una prueba sanguínea descubrimos que había ingerido sedantes en una cantidad razonable como para dormir, también se constató que la droga que se inyectó fue heroína. Sin embargo ninguno de estos hechos le causó la muerte aunque la llevaron a un grado determinado de inconsciencia. Además no fue la primera vez que consumía drogas, pues en sus tobillos se apreciaban viejos piquetes de agujas.
-Perfecto, ahora hábleme de cómo murió- Intervino Basílico con cierto apuro.
-Como dice usted... ¡Relájese! Porque acá viene la parte interesante.
“La muerte se produjo por asfixia inducida. Dentro de la boca se hallaron restos de fibras compatibles con lana, además detrás del oído izquierdo y en parte de la nuca presentaba marcas que coincidían con rasguños indicando que fue sujetada por la cabeza con fuerza. También obtuvimos restos de piel ajenas a la víctima que le hallamos debajo de las uñas de la mano izquierda.”
-Mmm, que interesante. Se da cuenta como las apariencias engañan- Expresó acomodándose los anteojos.
Después del breve comentario del Inspector, quien sin duda saboreaba el reto, Iriarte continuó con las respectivas explicaciones.
-Otro dato importante surgió después del hisopado vaginal. En primer lugar se comprobó que la victima no sufrió un ataque sexual, y en segundo lugar que el semen que se halló no es compatible con el que se encontraba en el preservativo, esto quiere decir que mantuvo relaciones sexuales con dos personas distintas. También se constató que las piedritas halladas son iguales, por lo tanto pertenecen al mismo objeto.
-Bueno, bueno, bueno, esto se pone muy interesante, así que venga, acerquémonos a la pizarra para encaminar esto- Sugirió Basílico mientras tomaba de uno de los cajones del escritorio unas tarjetitas de esas que se adhieren a cualquier superficie junto con un marcador fino para destacar los detalles.
-Sabemos que falleció entre las veintitrés y las veinticuatro horas del quince de mayo, que consumió sedante en una cantidad suficiente para tranquilizarse y después se drogó ¿Porqué?. En segundo lugar ¿Qué falta en el segundo estante de la repisa?, Aunque eso lo vamos a averiguar ahora.. Observé las fotografías de aquí abajo, ¿Ve? Son las que obtuvieron de los negativos que usted encontró, y dígame ¿Cuál es el objeto del que hablamos?
El joven las recorrió con la mirada, despacio, muy despacio, hasta que por fin la búsqueda terminó.
-Aquí Inspector. Mire ella está de pie con una torta de cumpleaños, detrás se encuentra la repisa y el adorno en cuestión es un porta retrato, aunque no logro distinguir el rostro- Aseguró el joven agregando- ¿Usted ya lo sabía verdad?
-Por supuesto, pero conoce el dicho que dice que cuatro ojos ven más que dos. Ahora esta fotografía la mandaremos al laboratorio para que hagan una ampliación y así descubrir de quien se trata.
“Pasemos al tercer punto; sabemos que había empezado a cenar con alguien pero ¿Qué ocurrió? ¿Fueron interrumpidos? ¿Cómo se rompió la copa que estaba escondida con las velas y la rejilla? Y ¿el mantel guardado sucio? Dígame que opina Iriarte.
-Sí, creo que fueron interrumpidos por otra persona y que conocía al acompañante de María Magdalena.
-Sorprendente poder de razonamiento Iriarte, lo que me lleva a otra pregunta ¿Por qué trató de ordenar todo? Aunque cometió ciertos descuidos.
-Justamente para borrar cualquier rastro de su presencia.
-Si estoy seguro de eso, pero además pienso que conocía bien a la víctima, llámelo corazonada o intuición como quiera.
-Estoy de acuerdo Inspector y si me permite los detalles a los que se refiere son los de estas fotos ¿Verdad?- Dijo señalando los toallones colgados sin uso, el preservativo en el cesto del baño.
-Si, pero no omitamos la cama que estaba mal tendida- Iriarte lo interrumpió y no dejó de mencionar sus dudas.
-No sé, no estoy muy convencido de eso.
-Razone y después hable... La cama estaba armada por una persona diferente, por qué digo esto se preguntará, porque la joven era muy meticulosa eso se puede apreciar en cada detalle del departamento. Sin ir más lejos en como acomodo la ropa que se quitó y esto ya se lo marqué. Mmm... A ver como ejemplificar esto... Para una persona común, y no se ofenda aclaro, como usted está bien, pero para una persona detallista no.
-Hay un dicho que dice “Si no puedes con tu enemigo únetele “, por eso Inspector no voy a seguir discutiendo esto, mejor esperemos a ver quién tiene razón ¿Está de acuerdo?
Basílico lo miró por encima de los lentes y sonrió retomando el diálogo:
-Otras pruebas pequeñas y de gran importancia son las piedritas, deberemos volver al departamento para cerciorarnos de que no pertenezcan a ningún objeto de la víctima o ¿usted tiene algo que objetar?
-Por supuesto que no señor, lo que usted diga se hará- Contestó Iriarte un tanto herido al sentirse cuestionado, ignorando que la actitud de Basílico, fuera a modo de critica o de aprobación, tenía un porqué
Este hombre de gran sagacidad con una vocación indiscutible por el trabajo tenía por sobre todas las cosas un humor maravilloso que en más de una ocasión lo sacó de situaciones incómodas y que por supuesto ponía en práctica con este joven prometedor.
-Iriarte ¿sabe lo que dicen por ahí? Que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, así que continuemos con lo nuestro. Por cierto ¿qué averiguó de los trozos de papeles que hallé en el cesto de basura? ¿y de las cartas.
Aquel elegido para ser como el aprendiz del gran mago se distendió e intentó minimizar la situación siguiendo el ejemplo:
-¿Sabe qué dicen Inspector? Que no hay mal que por bien no venga- Manifestó para después responder- Le diré que las cartas están siendo sometidas a una técnica especial que lleva bastante tiempo por cierto, pero que probablemente nos ayude a reconstruir la escritura, así que solo hay que aguardar. Y con respecto a los trozos de papel, se descubrió un membrete que pertenece a la clínica de rehabilitación por adicción a las drogas “Una luz en el Camino” justamente en la que la víctima estuvo internada.
-Y dígame ¿Tenía algo escrito?- Preguntó Basílico
-No señor, no presentaba ningún tipo de escrito. Otra cosa que quería agregar es con respecto a la agenda, que aquí la traje, solo tiene huellas de la víctima. Lo demás le corresponde a usted ya que es todo lo investigativo.
-Le diré que lamento desilusionarlo, pero usted trabajará conmigo hasta el final del caso, bueno si lo desea por supuesto, de no ser así respeto su decisión. Piénselo- Corrigió Basílico.
Iriarte lo miró asombrado, porque él imaginó que todo terminaría con el análisis de las fotografías y las pruebas, que aquello era como un derecho de piso, pero de ahí a ser el acompañante de tan renombrado personaje le causaba dos tipos de sensaciones; por un lado el orgullo de tal oportunidad, y por el otro el miedo al fracaso por no alcanzar a cumplir con sus expectativas. Este choque de pensamientos se le reflejó en el rostro, haciendo que Basílico como buen sabueso que era actuara rápidamente.
-Dicen que quien no arriesga no gana. Aparte piense, ¿Qué es lo peor que le puede pasar?
-Que omita algo importante señor, ya que desconozco completamente como se lleva a cabo una investigación, y no quisiera complicarle su trabajo- Expresó sinceramente el joven. Ante esa actitud honesta él también recibió una contestación franca.
- Sabe, cuando comencé con mi carrera lo hice como perito porque poseía una habilidad casi única para descubrir los detalles que otros pasaban por alto y utilizaba todos los recursos posibles para analizar las cosas y llegar siempre a una conclusión exacta. Me equivoqué muchas veces, debo admitirlo, pero jamás me rendí, cuando sentí que esto ya era una etapa superada me inicié en la investigación propiamente dicha, ya que las dos cosas van de la mano y el hecho de buscar cada detalle, de encontrar lo inencontrable aunque pase hora tras hora pensando, me gratifica. Y ni hablar cuando traslado todo esto a la figura humana interpretando miradas, gestos y actitudes que me harán finalmente descubrir al culpable. Muchos dicen por ahí que soy un solterón maniático sin sentimientos, y que esto es lo único que me queda como consuelo, pero yo con orgullo puedo decir que tuve la oportunidad de elegir y así lo hice, lo que no significa que haya sido la correcta. ¿Ve esa foto de mi escritorio? Ellos son mis padres, y mi madre fue quien siempre me apoyó y por eso le estaré siempre agradecido. Sé que a estas alturas se preguntará a dónde quiero llegar, así que no lo haré esperar más, lo que quiero pedirle es que trabaje conmigo siempre, en otras palabras que formemos un equipo ¿qué dice ahora? La verdad tengo que admitir que me estoy poniendo viejo y necesito ayuda. Ja ja- rió.
Ante semejante propuesta Iriarte comprendió ciertas actitudes, por lo que la expresión de su rostro cambió y se mostró abierto en su respuesta, dando comienzo así a una relación que nunca hubiera imaginado.
-Realmente no sé que decir, no, mejor dicho si, acepto. Discúlpeme, es que esta proposición me tomó totalmente de sorpresa, espero no defraudarlo. Me siento realmente halagado; que usted, una especie de dinosaurio en extinción como dicen en los pasillos se haya fijado en mi, una rata de laboratorio... Gracias, es lo único que tengo para agregar.
-Que bárbaro, en la medida que hablo con usted me voy enterando de todo lo que se dice por ahí, creo que lo mejor es que no hablemos más y empecemos con nuestra agenda ¿no le parece?... Dinosaurio en extinción, ya verán- Murmuró
Basílico dispuso que Iriarte se ocupara de hacer los llamados telefónicos necesarios, indagando a quiénes pertenecían y que relación tenían con la víctima. Mientras tanto él pasaba por el laboratorio para obtener la ampliación de la fotografía, además de averiguar otros datos faltantes.
Cuando estuvo en el laboratorio debió conformarse con dejar la fotografía, pues la maquina que utilizaban se hallaba en reparaciones, por lo tanto tendría que aguardar unas horas. Antes de retornar a la oficina pasó a ver al oficial Puentes, que al verlo trató de dar una explicación por su demora.
-Inspector, en usted estaba pensando, lo que ocurrió es...
-No diga nada Puentes, ese informe era para ayer. No quiero ningún tipo de explicaciones. Déjelo en mi oficina en diez, no, mejor que sea en cinco minutos ¡Y yo soy el que se está poniendo viejo! ¿No?
Y así se marchó sin permitir ningún tipo de respuesta. Siguió hasta el escritorio de Gáspari, quien era más eficiente
-Señor nos comunicamos con la policía de Mendoza para trabajar en conjunto, tuve la oportunidad de hablar con el fiscal Moreno, quien manejó todo para localizar a la familia y notificar tan desagradable suceso. Desgraciadamente hace unos instantes me acaban de avisar que el único pariente que tenía la víctima era la madre, que se halla internada desde hace dos años, al parecer padece una enfermedad mental que le ocasiona pérdida de la memoria y desvarío, cuando supo de este padecer ella misma se internó allí. Según datos de algunos conocidos la joven vino aquí en busca de un familiar pero aún no se confirmó nada. Así que por el momento el cuerpo permanecerá en la morgue, de todas maneras aún no han terminado con el tema de la autopsia.
-Bien, siga manejando el tema y no deje de informarme, porque sabe lo que puede pasar si este “Dinosaurio en extinción” entra en “trance” ¿no?- Dijo serio, mirándolo por encima de los lentes y Gáspari que lo conocía más que bien apretó los labios por no soltar una buena carcajada.
Mientras tanto Iriarte había terminado con la indagatoria, por lo que se puso de pie y observó las condecoraciones, los diplomas, el orden que allí reinaba pensando lo increíble de la situación ya que aquel lugar parecía no tener nada en común con quien la utilizaba. En ese preciso momento se abrió la puerta y entró Basílico con dos cafés diciendo:
-¿Qué pasa Iriarte, no puedo dejarlo solo? Ah, claro usted es un ratón y cuando el gato no está los ratones bailan ¿verdad?
-No, para nada Inspector. Hay que saber con los bueyes que se ara, y como yo lo sé es que ya terminé.
-Bueno quiero ver los resultados, o mejor oírlos. Tómese este café y mientras tanto me explica.
-Debo decirle que estoy un poco desconcertado porque si usted mira las calificaciones con las que María Magdalena terminó el Bachiller, un promedio de diez, se pregunta por qué trabajó como camarera, niñera e inclusive bailarina en un lugar nocturno, es insólito ¿no?- Manifestó el joven decepcionado.
-No, sabe lo que ocurre, muchos jóvenes vienen del interior buscando un futuro soñado con la gran ciudad y lo único que encuentran es una bestia de hierro y cemento que se los come vivos. Y peor aún, tal vez se cruzan con las personas equivocadas, e inevitablemente terminan haciendo cualquier cosa para sobrevivir- reflexionó con un dejo de tristeza.
-La realidad es muy cruel, ojalá podamos descubrir quien la asesinó- dijo Iriarte, después bebió de un sorbo el pequeño café, miró buscando donde tirar el vasito descartable y Basílico, siempre atento, le señaló debajo del escritorio. Reanudó la conversación con interés:
-Acá tengo la dirección de la clínica, a donde por cierto llamé pidiendo una entrevista, y de un par de lugares que no figura ningún teléfono.
-Bueno entonces pongámonos en marcha porque también pasaremos por el edificio a ver si averiguamos algo más, aparte de cotejar lo de las piedritas ¿Sabe qué? Venga, acérquese un segundo a la pizarra, ¿vio estas fotos, donde la víctima está con otras dos jóvenes? ¿Parecen amigas no? Se nota que estaban muy divertidas, como disfrutando de un paseo o reencuentro, y a diferencia de ellas en la última hay un hombre también, así que ¿sabe qué haremos? Nos llevaremos dos o tres de ellas, tal vez sirvan de algo ¿No le parece?
-Por supuesto Inspector- Dijo el joven yendo hacia la puerta donde se detuvo para agregar- Ahora me doy cuenta de lo usted decía de las plantas, estos helechos están impecables.
-Ya lo sé, y que esto no salga de aquí, pocos saben ciertas cosas. Espere un segundo, quiere un caramelo para el camino, bueno no sé si estos le gustan- añadió extendiendo el recipiente que contenía las golosinas.
-Claro, si somos un equipo debemos compartir todo, inclusive los legendarios caramelos media hora ¿no?
-No se pase de listo Iriarte, vamos.
-Señor le hago una última pregunta, vamos caminando ¿Verdad?
-Ay Iriarte... Usted indiscutiblemente es una de cal otra de arena, le parece que con los sitios que tenemos que visitar vamos a ir caminando, hágame el favor.
-¿Usted tiene auto?
-Por supuesto, pero usaremos el suyo, es más moderno.
-¿Por qué? ¿El suyo qué modelo es?
-Es un Renault 12 del setenta y ocho, y tiene ciertos detalles.
-¿Qué detalles señor?
-Basta Iriarte. Vamos, hágame el favor apúrese-Ordenó.

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